Luego de un turbulento, sorpresivo y dinámico año, nos preparamos para bajar la cortina del 2018 con la última edición de nuestra revista. Este número lo hemos dedicado, primordialmente, a la supervisión de obra, un tema que resulta fundamental porque es en esta área que recae, quizá, la responsabilidad más grande a la hora de “cortar el listón” de una obra, sea esta pequeña, mediana, grande o de infraestructura.
Cada una de las investigaciones que han realizado nuestros colaboradores sobre el tema central que nos ocupa deja en claro que los responsables de llevar a cabo esta misión no reciben el reconocimiento que merecen, ni moral ni económico, lo que puede generar en el especialista desanimo, abulia, despreocupación o un estado de confort que le impida cumplir a cabalidad con su responsabilidad. Así las cosas, en el transcurso de la obra, prácticamente desde el inicio de la misma, la incorrecta supervisión de los distintos trabajos puede generar una serie de riesgos que den al traste con la calidad del plan original, y, sobre todo, poner en riesgo la integridad o la vida de los trabajadores.
Podría pensarse, en primera instancia, que el trabajo de supervisión de obra en un proyecto a cargo de una instancia gubernamental, sea esta municipal, estatal o federal, es mucho más complejo que el que sucede en el ámbito de la iniciativa privada. Ello, por el entramado de intereses que pudieran estar en juego; la corrupción, como es lógico, se interna con mayor facilidad cuando son muchas las personas que intervienen en el desarrollo de una obra. En este caso, se puede creer que una obra de gobierno “no tiene dueño”, cuando, en realidad, los propietarios son miles, o millones de personas que se ven beneficiadas con su existencia
En todas partes pueden instalarse prácticas insanas e inseguras que sean el preámbulo de grandes fracasos. Algunas veces, los propietarios de una obra actúan de mala fe al comprar materiales que no corresponden con las promesas establecidas en los planteamientos originales, o bien, giran instrucciones que están en contra de la ética profesional. ¿Los supervisores de obra que estén a cargo deberán levantar la voz, so pena de poner en riesgo su empleo, o, por el contrario, deberán convertirse en silenciosos cómplices de una actitud corrupta?
La respuesta parece obvia, pero no para todos. Allí están los casos de las construcciones derrumbadas durante el sismo del mes de septiembre de 2017, o la fachada del centro comercial al sur de la Ciudad de México, que se derrumbó en julio de 2018, tres meses después de su inauguración.
Las diferentes empresas constructoras deberán reflexionar si el reconocimiento y la remuneración económica que se le ofrece a un supervisor de obra corresponde al grado de su responsabilidad. Si hablamos de un especialista en concreto, el asunto es más complejo ya que un aspirante a este trabajo deberá certificar que posee los conocimientos sobre tecnología del concreto, y las especificaciones y tolerancias de armados, cimbras, recubrimientos e insertos; asimismo, tendrá que demostrar que puede ejecutar la secuencia correcta de supervisión antes, durante y después de la colocación del concreto.
El equipo editorial de la revista Construcción y Tecnología en Concreto, así como los directivos, empleados y colaboradores del Instituto Mexicano del Cemento y el Concreto les deseamos que el espíritu original de la Navidad esté presente en todos sus hogares, y que 2019 sea un año lleno de salud y prosperidad para ustedes y sus familias.
Los editores.
La supervisión de una obra de construcción es una parte fundamental que requiere del cumplimiento de diversos factores. Para empezar, y si quisiéramos establecer una definición básica de lo que este concepto, podríamos decir simplemente que se trata de “ejercer la inspección en trabajos realizados por otros”.
Un enunciado más ajustado a la construcción es el siguiente: “La supervisión es una especialidad de la construcción enfocada a la vigilancia y control de las obras, que tiene como finalidad lograr que los proyectos se realicen de acuerdo a los diseños arquitectónicos, estructurales y de instalaciones con que fueron concebidos. La mano de obra y la calidad de materiales deben cumplir con las especificaciones señaladas, en concordancia con un programa que fije los tiempos y los costos”.
Ahora bien, si vamos más allá e invadimos el área de la administración moderna, entonces habría que decir que es obligatorio cumplir con cuatro funciones principales relacionadas con la supervisión: Planeación, Organización, Dirección y Control. La supervisión, que es lo que nos interesa destacar en esta oportunidad, sería una de las herramientas usadas para ejercer la Dirección. Si nos vamos al terreno que nos ocupa, el de la construcción, tendríamos que decir que la “supervisión del concreto es una serie de actividades que aseguren que se logren fielmente los requisitos y propósitos de los planos y las especificaciones”.